Ingredientes
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150 g galletas Maríao similares
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8 láminas gelatinaneutra
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400 g caramelos de violetas
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300 g queso para untar tipo Philadelphia1 tarrina
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1 vaso de leche
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400 g nata para montar2 bricks
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3 nueces de mantequilla
Introducción
Para que os hagáis una idea de lo que nos gusta esta tarta… cuando se acercan las fiestas y días a señalar, el baremo es… ¿hay tarta de violetas? Eso quiere decir que es un día grande, fiesta de las de marcar en el calendario… los enanos miden el tiempo entre las tartas de violeta, es una locura. Dicho esto, no es que sea muy compleja de hacer, más bien lo contrario, pero sí es verdad que intento espaciarla, sobre todo porque no suelo tener caramelos de violetas en casa y tengo que buscarlos exprofeso… en cualquier caso, es una delicia y tenéis que probarla obligatoriamente, ¡vamos al tema!
Preparación:
Comenzamos triturando las galletas con las manos o con cualquier batidor o robot de cocina. Les añadimos la mantequilla en pomada y removemos con ganas hasta que se queda una masa húmeda e irregular, que nos sirve de base.
La extendemos y compactamos en el fondo de un molde para tartas y lo llevamos a la nevera.
Ahora ponemos a remojo 5 hojas de gelatina en agua fría y mientras se hidratan, vamos preparando la crema del relleno. Ponemos la leche a calentar, y antes de que hierva, añadimos las hojas de gelatina escurridas, dejamos que se diluyan lentamente sin dejar de remover, y añadiremos entonces 250 gr de la crema de queso. Seguimos removiendo hasta que se forma una masa homogénea y reservamos.
Es el turno de los caramelos de violeta. Los ponemos en el vaso de la thermo y le damos unos 5-10 segundos a velocidad media-alta. Se convertirán en un polvo muy fino (ya veréis al abrir el vaso, sale como flotando una brumilla deliciosa).
Sin lavar el vaso, ponemos la mariposa, añadimos la nata y el resto de la crema de queso y lo montamos a velocidad 4. Cuando veamos que se empieza a montar vamos añadiendo lentamente por el bocal la mitad del polvo de caramelos de violeta (a velocidad cuchara), y después la crema de leche con gelatina que habíamos reservado previamente.
Ahora pondremos el relleno de la tarta sobre la base de galleta que tenemos en la nevera y lo dejamos reposar para que cuaje (al menos un par de horas).
Mientras, ponemos a remojo el resto de hojas de gelatina.
Cuando falten unos minutos para que termine el tiempo de reposo, calentamos un vaso pequeño de agua (unos 120-150 ml) e incorporamos poco a poco el resto del polvo de caramelo… aquí habrá que ser rápidos removiendo, porque tiende a compactarse y luego es difícil de disolver. Cuando esté todo líquido, añadiremos las hojas de gelatina escurridas y seguimos removiendo.
Retiramos del fuego, dejamos que se templen unos minutos y ya solo nos queda verterlo sobre el relleno para hacer la cobertura de nuestra tarta. La volvemos a dejar en la nevera, y al cabo de un par de horas más, cuando veamos que la superficie está cuajada, ¡a la mesa!
Riquísimo postre, súper original y con un color llamativo… ¡os va a encantar!
También podéis probar con esta tarta de queso casera.