Ingredientes
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300 gr harina de maíz
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1/2 l leche entera
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2 Cebolleta
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300 gr
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4 Huevos
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100 gr Queso rallado
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aceite de oliva
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sal y pimienta
Introducción
Si os digo la verdad, descubrí esta receta en un libro de cuentos de mi hija pequeña. Al parecer, en la época de las colonias, el gobernador de Asunción tenía una cocinera que solía preparar una sopa deliciosa que se servía en todas las recepciones oficiales. Un día, un invitado ilustre fue a comer y la cocinera con los nervios confundió las medidas, dando lugar a este pastel salado de forma fortuita. Lo cierto es que es una receta buenísima, típica de Paraguay y también del norte de Argentina, que admite numerosas variantes. Nosotros os vamos a dar la receta típica tradicional, pero se le puede poner también trocitos de pollo, taquitos de jamón, o cualquier fiambre que os apetezca.
Es un plato contundente, calórico, y de una textura muy original, casi como un bizcocho salado. Muy recomendable para buffets, excursiones, etc. ¡Vamos allá!
Preparación:
Precalentamos el horno a 200º.
Comenzamos picando finamente la cebolla y sofriéndola con un culín de aceite a fuego bajo en una sartén. Reservamos cuando están transparentes.
Por otro lado, batimos bien los huevos, y reservamos también.
En un cuenco grande ponemos la harina de maíz, y le vamos añadiendo, la leche y la cebolla pochada. A continuación agregamos los huevos y removemos bien hasta que se integra todo sin grumos, y terminamos añadiendo el queso fresco en cubitos pequeños. Salpimentamos (con alegría, que la harina se come bastante el sabor), espolvoreamos con el queso rallado por encima y llevamos a un molde bajo de horno (tipo para brownies o similares, aunque si no tenéis, servirá cualquiera que podáis tener en casa que sea de paredes bajas).
Aproximadamente a los 30 minutos tendréis la “sopa” lista, doradita, esponjosa y rica, rica… Muy buena con mermelada de pimiento o de tomate, aunque se puede tomar perfectamente sola o como acompañamiento de alguna carne o pescado.
¡Que aproveche!