Ingredientes
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4 pimientos (verdes y/o rojos)
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1 pellizco de sal
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1 chorrito de aceite de oliva
Introducción
En mi casa hay varios alimentos que siempre están presentes en la despensa o en la nevera, y los pimientos son uno de ellos. Nos encantan rellenos, en revueltos, en guisos… tienen mil aplicaciones diferentes, pero nuestros favoritos son los pimientos asados. Son una guarnición muy fácil de preparar y te visten como nadie cualquier plato de carne o pescado. ¿Algo más a su favor? Sí, son bajos en calorías, económicos, y se suelen encontrar frescos en cualquier época del año… ¡Vamos a por ellos!
Preparación:
Precalentamos el horno a 200º.
Ponemos una lámina de papel de horno sobre una bandeja, lavamos y secamos los pimientos, y los cortamos por la mitad, quitándoles el rabo y todas las pepitas.
Los ponemos con la piel boca arriba sobre la bandeja, y les ponemos a cada mitad un chorrito de aceite de oliva y un pellizco de sal.
Introducimos en el horno, colocamos la bandeja en el medio y dejamos asar durante unos 40 minutos. Si vemos que la piel se quema mucho, podemos bajar la bandeja una posición, pero normalmente, no será necesario (depende del tamaño de los pimientos y de la potencia del horno).
Retiramos del horno y dejamos enfriar unos minutos. Esto se hace por dos razones: para no escaldarse los dedos, y porque al empezar a templarse, la piel se separa de la carne y es mucho más fácil pelarlos.
Retiramos la piel, llevamos a una fuente, y si hay jugos en la bandeja, los salseamos por encima… ¡listos para unas testas, para una coca, escalibada, o como guarnición!